febrero 26, 2007

Oda al muerto que respira

Señor, ese muerto respira.
Mire bien, ese muerto se mueve,
¿no ve?
Fíjese, por favor, ¡qué susto!
¡Ese muerto se mueve y me da miedo!
¡Es que no está muerto!
Me provoca.
Yace ahí, inerte,
pero aún no ha perecido.
Su respiración es tan pesada
y tan grueso el ruido,
que no puedo desenvolverme con ganas
ni acometer mi cometido.
Mire bien, está haciendo trampa.
No es cierto que no vive,
si está más vivo
que un muerto que respira.