septiembre 28, 2006

¿Quién?

Él no tuvo mejor idea que ir y venir entre dos personalidades convexas.
Y ella se perdió entre los sentidos.

Jueves 28 de setiembre

Las sensaciones se materializaron ni bien te vi.

septiembre 24, 2006

La moda del dolor


(...) Si pensamos las relaciones entre arte y enfermedad la historia es larga y depende de los dictados de la moda. Y tiene que ver con qué se considera salud y qué enfermedad en distintas épocas. Ustedes saben que contra los clásicos sanos, influyentes y canónicos del siglo XIX, el romanticismo tomó una diagonal: "La enfermedad es bella". La tuberculosis, la anemia, la discreta tos y el suicidio se hicieron símbolos de prestigio. La proximidad de la muerte, un pasaporte a la gloria.

En 1828, Lord Byron se miraba al espejo y decía esto (créase o no): "Estoy pálido. Me gustaría morir consumido, porque entonces las damas dirían ¡pobre Byron, qué interesante parece al morir!".

En el siglo XX la moda cambió, pasó de la tuberculosis a la locura. Basta con citar a Breton, el surrealismo, las reuniones con Lacan en el Santa Ana de París, las primeras exposiciones y publicaciones de los internos del hospital. Y el nuevo tablero de los ilustres, el Hall of the Fame de quienes murieron en el extravío o la niebla mental, desde Van Gogh, Nietzsche y Artaud a Hölderlin, Gérard de Nerval y Raymond Roussel. Y después acá, en Argentina, a Jacobo Fijman, que deambuló durante años por los pabellones del Borda.

No era malestar sino estar mal lo que Virginia Woolf le escribía en 1941 a su marido, como testamento, porque según ella no soportaba esa alternancia de euforia creativa y depresión cotidiana: "No quiero enloquecer otra vez", y se tiraba al río con una enorme piedra en el bolsillo. Pero en el siglo XX el suicidio ya no era bello. Byron creía que había un extraño fulgor en su cara pálida que encantaba a las damas. En cambio, el miedo a la locura en Virginia Woolf se encontró no con el resplandor o el brillo intenso, sino con esa variante etimológica de la palabra fulgor que es fulminar, como cuando un rayo aniquila a alguien, lo mata. Es la diferencia entre dos siglos.

Hace poco le pregunté a un pintor cuáles podrían ser los artistas de mucho destello pero de mucho malestar. El me dijo: Bonnard y Soutine, obras de padecer una interminable ejecución, muy reescritas. Y me agregó esta anécdota: uno de ellos –no sé si Bonnard o Soutine– en algún museo de París –no sé si el Louvre u otro– entró un día con pinceles y témperas y empezó a corregir, a retocar uno de sus cuadros que ya estaba colgado en plena exposición. (No hablemos del revuelo que ese hecho produjo.) La excesiva reescritura en busca de un nuevo y nuevo destello, ese excesivo malestar en busca del fulgor podría evocar también el malestar de nuestra cultura, que no puede asumir la vieja receta de la paciencia cuando se trata de producir fuego. Esa receta dice más o menos esto: introducir un palo deslizándolo por una ranura en la madera seca, todo el tiempo que sea necesario hasta que aparezca la chispa. Y si no se logra la chispa, habrá que hablar entonces del malestar sexual en nuestra cultura.(...)

Por Héctor Libertella. Trabajo publicado en la revista-libro Mal Estar: psicoanálisis/cultura, publicación de la Fundación Proyecto al Sur.

septiembre 12, 2006

Situaciones

SITUACIÓN I

Catalina dijo: -¿qué puedo hacer por vos?
Y él, enojado, respondió: -sólo quiero que te vayas
-¿pero no hay nada que pueda hacer por vos?
-sólo andate, creo que va a ser lo mejor.
-bueno- dijo ella -me voy, pero no me busques más.
Y así fue:
él nunca más la buscó.

SITUACIÓN II

-Decime algo- dice ella
-¿qué cosa?- contesta él
-no sé, algo lindo, que me guste,
-qué se yo, yo no tengo nada para decirte
-bueno, está bien. Ella se queda callada.
-¿qué pasa?- pregunta él. -Decime algo-
-¿qué cosa?- contesta ella
-no sé, algo, me gusta cuando decís cosas lindas
-bueno, ahora no- finaliza ella.

SITUACIÓN III

están acostados en la misma cama de siempre,
ella, desnuda, ríe y llora a la vez.
Él, orondo, se mueve por la cama,
ella lo espera, quiere que la penetre;
él no se da cuenta, piensa en lo suyo
ella lo atrae hacia su cuerpo, se entrega
él la rechaza, como si ya no la quisiera.
Ella llora, cada vez más fuerte,
su amplia sonrisa da lugar a pesadas gotas
que inundan sus ojos negros.
De repente, él siente algo, se da cuenta que está con ella,
que la quiere, pero no puede ser,
ya está terminado.
Finalmente, comparten sus cuerpos, se tocan y gozan.
Ella le dice que lo quiere, está dolorida en su interior,
él solo caliente, (como se lo confesó a ella minutos antes... de llegar).

SITUACIÓN IV
tostadas

Mientras ella escribe, él no escucha, o al menos, eso parece.
Está ocupado en otra cosa.
Un olor a mañana inunda el ambiente,
sus tostadas se han quemado
"es que de tanto escucharla, se me quemaron las tostadas",
piensa en voz baja para que ella no se de cuenta.
No quiero estar más con ella, sí, me gusta cómo escribe,
las tres situaciones son reales, y éstan también,
pero son sólo palabras estampadas en papel,
nada más que eso.
Toma un mate, viaja hacia el balcón,
mira,
"ahora voy a darle un mate,
¿o querrá una tostada quemada?"

septiembre 11, 2006

Quizás mañana el diablo asome
y descorra tu cortina raída
atraído por los olores
de esos tres seis que combinan.

Quizás el diablo golpee tu puerta
con fuerzas, con alegría
y festeje en soledad,
el final del último día.

Quizás en tu cama permanezcas
y dejes pasar el día
hasta que la noche
sobrevuele la misma cortina.

Y si no crees en nada,
ni en diablos, ni olores ni consignas,
levanta tu ser de siempre
y corre rápido a la esquina:
compra la leche blanca,
con facturas y en seguida,
siéntate frente a la ventana
espera al diablo y ábrele la cortina.

Compartan en tu mesa
y dejen pasar el día
recuéstense en la cama
y lean poesía.

Pasado el mañana,
pensarás qué fue de ayer
no llores, no festejes,
era todo mentira.
Acaso estas nubes grises
que aparecen
desde abajo
corriendo como humo
para amanecer
anuncien
otra patria
su rostro
al fin
perros de caza
estas nubes
traen luz
sólo el viento
el cuerpo sobre el corazón
sentimos
y la breve sonrisa de la noche.

septiembre 04, 2006

¿Unánime?

Por única vez,
todos mis otros yo
votaron unánimemente.

Disuelta, la incógnita desapareció
y se consagró mi admiración.

Al saltar de la cama,
exigí que tus ojos se asomaran sin promesas
y luego de tan cálido encuentro,
cenamos repudios pasados.

"No seas exagerada,
no hay elección unánime,
pues cada uno de esos yo que te habitan,
viven lidiando entre sí".

En parte, para distraerse
en breves poses detenidas;
además, el sexo nunca es unánime,
pues cuando la guerra de los cuerpos se presenta,
-vestidos de soldados-
lanzan sus melancolías,
creyendo poder derribar los hábitos de siempre.

No llores,
no hagas del llanto tu único vestido.

La vulgaridad es comida de pobres unánimes
y hace tiempo dejé de pensar que eras única.

Ven, recuéstate a mi lado,
no hables,
ni pidas,
ni desees.

Amor vs. elegancia

Una cosa es el amor,
otra la elegancia.
Una cosa es el lazo,
otra la frazada.
Una cosa es el frente,
otra el perfil.
Una cosa es el blanco,
otra el negro:
casarse de blanco,
enviudar de negro.

Tan sutiles nuestros abuelos
tan volubles nuestros amigos
tan pudorosos nuestros padres
tan perversos nuestros hijos.

Antigüedad o
modernidad pornográfica.

Los brazos, enlazados
los cuerpos, con frazadas.
La misma base,
el mismo sustento;
distinto el piso,
cada uno su sendero.

Una torta blanca
llena de flores y confituras.
Un helado perecedero,
hacia el fondo cayeron
la seriedad y el amor eterno
aquella soltura,
¿quién es el próximo?

Sentir como nuestro abuelos
tejiendo la modernidad, día a día
esa manta que no abriga,
los puntos abiertos,
el egoísmo.

La igualdad de sexos,
el negro, perverso
la desigualdad,
ANTE TODO.

Ab'es

Besa aquellas arrugas
adjudicadas al altibajo,
aleatorias ansias.

Antes bendice babas blancas
banales bocas braman
bocinas, bozales,
broncas,
asco (s).

Basta, acá apesta
a autoridades ausentes
bipolares acechanzas,
artificiosos ángeles baleados,
antes, bellos.

Aludes azules.
Adornos bobos,
afectos af.tos

Bocados bestiales,
bestias
blasfemando
bocas blindadas
bien blandas,
buenas berenjenas.

Bucea bajo bombas bruscas
bufones brindan brisas, brújulas,
buitres, azotes,
antiguos ambiguos.

septiembre 02, 2006

Yo

Los cuadros que ya no


Cuando ellos estuvieron juntos,
juntos vivieron.

Al partir él,
ella partió también.

Ninguno es uno
sin el otro.

Este es el caso más distintivo.